Divergencias Sexuales y el Desafío de la Inclusión
*Lic. Carolina Beresi
Las disidencias sexuales siempre han provocado reacciones negativas e invariablemente se las ha tratado de reprimir con ley o sin ley.
En 1976 Michel Foucault va a publicar su libro "La Historia De La Sexualidad" y, a partir de ese momento, el cuerpo y todas aquellas prácticas corporales relacionadas con la sexualidad se van a convertir en un tema relevante para la comprensión del Poder y el análisis sociológico.
Este filósofo que se especializa en el estudio del Poder y su funcionamiento toma a la sexualidad como un elemento central y desde allí va a desarrollar gran parte de su teoría sobre el Poder.
Mediante este aporte teórico vamos a poder comprender más claramente la relación entre las disidencias sexuales, que son interpretadas como "la subversión de los cuerpos" (lo que constituye la subversión de las subversiones) y los llamados Crímenes De Odio.
Porque es justamente el cuerpo y la sexualidad donde el Poder tiene mayores dificultades para controlar y para normalizar. Le resulta muy difícil disciplinar a quienes deciden mantenerse en la marginalidad, sin nombres, con nombres cambiados, con identidades creadas, reconstruidas y, además, con la injusticia, las discriminaciones y los atropellos marcados en el cuerpo.
Es importante estudiar la teoría para poder comprender como la sexualidad constituye un dispositivo más del Poder para disciplinar el cuerpo, del que las divergencias sexuales suelen escapar. Seguramente, la teoría nos va a ayudar a entender por qué son calificadas como perversas las prácticas sexuales cuyo fin no es la procreación, aunque comprenderlo solamente desde la teoría nunca va a ser suficiente.
Teniendo presente esto podremos comprender que paralelamente a las teorías que explican cómo el Poder incide en los cuerpos, vamos a encontrar en el camino prácticas concretas, cotidianas, callejeras que tienen por objetivo lograr para todas las personas LGBTQ+ un trato digno, igualitario y, de paso, desarrollar distintas formas de resistencia al Poder.
La marginalidad, la desigualdad, la exclusión a la que las divergencias sexuales se encuentran expuestas aún hoy significan, concretamente, que muchos de sus miembros llegan a los mínimos niveles de supervivencia y, por ende, si los integrantes de la comunidad no se autoorganizan no sobreviven.
Y, sinceramente, ¿cómo podríamos decir que las personas LGTBQ+ sobreviven realmente cuando su índice de mortalidad se encuentra entre los 39 y 42 años?
Uno de los aspectos más tristes de esta cuestión es que muchas de estas personas sufrieron las primeras discriminaciones en el seno familiar, con la expulsión de sus hogares durante su juventud por el rechazo de la familia hacia su identidad de género.
La vida fuera de la familia de origen puede volverse muy dura, muy difícil, sobre todo si esto sucede en el inicio de la adolescencia. Tengamos presente que se coloca a la persona en un lugar de muy alta vulnerabilidad del que es difícil salir.
No se tienen aún las herramientas necesarias y en la calle no se cuenta con ningún tipo de apoyo que pueda sostener esa vida. Por eso es importante remarcar la incidencia de la ideación suicida en personas de este colectivo durante la adolescencia. Lo que, sin dudas, pone de manifiesto que a la ausencia de contención social y familiar se suman las dificultades para acceder a los servicios de salud mental que sufre este grupo social.
Por suerte y por solidarias, vamos a encontrar a personas como Loana Berkins y Diana Sacayán que no se van a resignar a que la diferencia y la aceptación de la identidad (a pesar del resto) tenga que pagarse con la salud y con la vida.
Otras dos referentes históricas de la lucha queer a nivel mundial son Sylvia Rivera y Marsha P. Johnson, quienes cuando fueron capaces de alquilar una habitación empezaron a hacer entrar a sus amigos "colados" para que tengan un lugar donde dormir. Ambas se propusieron en ese momento un objetivo que fue la instalación de la CASA S.T.A.R. (Street Transvestite Action Revolutionaries).
Este fue justamente un lugar que daba respuesta a la absoluta desprotección de las personas de la comunidad que estaban en situación de calle. Ambas proporcionaron vivienda y apoyo a jóvenes queer sin hogar, que se dedicaban al trabajo sexual en el bajo Manhattan (EEUU). Un proyecto indispensable en ese momento, cuando la subsistencia de ese grupo dependía de esta acción, ante la mirada del Estado dirigida siempre hacia otro lado.
Lamentablemente, ninguna de estas referentes de la lucha por la igualdad pudieron escapar a las tristes estadísticas que determinan tantas veces vida y muerte de la comunidad LGTBQ+.
Sabemos que cualquier acción de discriminación o delito o crimen hacia las disidencias sexuales se va a basar siempre en un Discurso De Odio, que va a sostenerse mediante la dimensión simbólica en nuestra sociedad. Mediante la literatura, el cine, las series, los memes, las músicas, el humor, las publicidades y todos nuestros consumos culturales se van justificar muchas veces las acciones o ataques a los diferentes. Esta situación se va a acentuar, se va a profundizar y se va a agravar cuando el propio Estado es el que discrimina, margina, excluye, persigue, maltrata, violenta o mata.
Si hacemos memoria, muchos se acordaran del Senador Mc Carthy, quién después de la Segunda Guerra Mundial comenzó una especie de caza de brujas en EEUU persiguiendo anarquistas, comunistas y todo aquello que se considere enemigo de Estados Unidos. Está persecución se dirige a todas aquellas personas que son catalogadas como anti estadounidenses o subversivas para la seguridad del país.
Nuevamente aparece en escena el Sistema De Poder del que nos hablaba Foucault marcando el territorio, tratando de dominar las subversiones. Y sí se trataba de dominar las subversiones, ¿dónde va a recaer también esa persecución? En los homosexuales, porque (como se va a decir en algunos informes) se cree que aquellos que realizan actos abiertamente perversos carecen de la estabilidad emocional de las personas normales.
Recordemos lo que decía Foucault acerca de la Perversión y como son vistas las prácticas sexuales que no tienen como objeto o finalidad la procreación.
Por ello, los homosexuales eran subversivos de la normalidad estadounidense. Esa subversión de los cuerpos resultaba intolerable para el Poder, que constantemente quiere controlar todo y normalizar todo.
El FBI en los 50 y en los 60 armaba listas de homosexuales. Se penalizaba vestirse con ropa del sexo opuesto, se acusaban a profesores sospechosos. Miles de personas fueron humilladas, acosadas físicamente, despedidas o encarceladas por esta persecución lo que llevó a gran parte de la comunidad a vivir una vida desdoblada, con vidas privadas en secreto y alejadas totalmente de sus vidas profesionales.
Esta realidad se replicó prácticamente en todo el mundo occidental, sin que se encontraran muchas voces que se levanten para exigir un trato digno y respeto en este período.
En este punto me gustaría rescatar el testimonio de Valeria del Mar Ramírez, quien durante la última dictadura militar argentina estuvo secuestrada en dos oportunidades en el Pozo de Banfield donde fue torturada y violada en distintas oportunidades, junto a sus compañeras.
Sin embargo, hay que mencionar que la CONADEP no se dedicó indagar las detenciones y desapariciones de la comunidad LGTBQ+, por lo que encontramos allí un gran vacío en este aspecto.
Todos estos atropellos sufridos van a ser soportados y tolerados durante un tiempo por la comunidad gay. Pero otra vez la exigencia de dignidad va surgiendo y se van a producir diversas revueltas para reclamar los derechos del colectivo.
Vamos a mencionar dos revueltas que se vuelven emblemáticas en la lucha por la igualdad:
Las dos revueltas se van a producir en bares donde la policía ingresa permanentemente y comete en cada requisa una serie de abusos y atropellos contra los asistentes LGTBQ+. Pero se van a generar fuertes resistencias a estos atropellos y los disturbios van a replicarse en los días posteriores, llegando a constituir el puntapié para la posterior organización de la comunidad.
Se trata de la revuelta de 1966 en el café Comptons de San Francisco y la segunda, que es conocida mayormente por haber constituido un hito en la historia de la comunidad LGTBQ+, se trata de la revuelta en el Café Stonewall de Nueva York, en el bajo Manhattan, el 28 de junio de 1969.
Tengamos en cuenta que eran de los pocos lugares a los que los integrantes de la comunidad LGTBQ+ podían concurrir debido a la fuerte persecución promovida por el mismo Estado. Y somos muy conscientes de la gravedad que implica que sea el Estado quien mantenga el discurso de odio y que promueva la persecución de las disidencias.
Un año después de la revuelta de Stonewall, se van a organizar numerosas marchas en EEUU para conmemorar lo sucedido un año atrás. La marcha neoyorquina fue organizada por el "Frente de Liberación Gay" y reunió a unas 2000 personas que caminaron desde el bar Stonewall al Central Park, creando mediante este acto unidad en la comunidad.
Otro hecho que debemos señalar en esta historia como un serio obstáculo a pensar en la inclusión integral de este colectivo va a ser la aparición del SIDA en los 80. No nos olvidemos que asoció el contagio del SIDA con las conductas desviadas y se lo llamó inicialmente "La Plaga Rosa".
Otra vez aparece la idea de "perversión" de la que nos hablaba Foucault, y así el Poder puede interpretar que la aparición de esta enfermedad es en realidad un castigo a las personas con "comportamientos impuros" y la identidad sexual termina nuevamente siendo utilizada como un criterio moral de disciplinamiento.
En este período todas las divergencias sexuales fueron estigmatizadas de forma brutal y se generó terror ante el contacto de cualquier tipo con miembros de la comunidad. Se produjo una división profunda entre la población en general y los llamados "desviados". Nuevamente aparece el discurso de odio justificando simbólicamente las acciones discriminatorias y violentas del conjunto de la sociedad hacia la comunidad LGTBQ+.
Nuevamente la persecución y nuevamente la disociación de las vidas públicas y las vidas privadas, tratando de evitar que se conozcan aspectos que pudiesen afectarlos en en su libertad, en su salud, en su trabajo, en su economía, en su familia, etcétera.
La cuestión del SIDA fue sumamente dura y se convirtió en un verdadero drama para todos los integrantes de la comunidad gay.
No estamos ni cerca de decir que hoy, en 2022, han desaparecido los discursos de odio o que estamos libres de la discriminación hacia miembros de la comunidad LGTBQ+.
Sigue estando presente la desigualdad económica, social, laboral, cultural con mucha fuerza. Las dificultades de insersión social son muy dificiles de sortear por quienes se encuentran muchas veces en las condiciones mas difíciles de sobrellevar.
Todavía nos cuesta mucho ver que las disidencias sexuales no significan amenaza y que la única amenaza real es la violencia, la agresión, la discriminación, persecución o muerte de quien se acepta diferente y decide vivir en consecuencia.