La Conciencia del Mundo a través de Paulo Freire
* Carolina Beresi

El diálogo no impone, no manipula,
no doméstica, no esloganiza.
Problematizar, sin embargo, no es esloganizar,
sino ejercer un análisis crítico sobre la realidad - problema
La realidad en la que actuamos, sufrimos, sobrevivimos, amamos, trabajamos y luchamos cada día de nuestras vidas se nos presenta siempre como algo en lo que podemos influir muy poco, porque muchas veces creemos que todo ya viene "dado" de esa manera.
Pensamos en la realidad como algo objetivo y ajeno a nosotros, que ya se ha configurado de la forma en que la conocemos y que, además, existe un "orden natural" que lo ordena todo para que sea tal y como lo percibimos aquí y ahora.
Justamente por eso tantas veces sentimos que la realidad es aplastante y nos ahoga, al punto que ni siquiera nos permitimos cuestionarla, pensando que "siempre fue así y siempre va a ser así". Este sentimiento de que todo está dado de manera absoluta y permanente es una de las maneras más eficaces de quedarnos quietos, aceptando y adaptándonos a lo que sea que nos toca vivir. Este proceso se conoce como alienación social.
La alienación no se limita a la alienación laboral, es decir a la explotación de cada sujeto en cuanto trabajador (o bien su falta de explotación), o la alienación económica, sino que la alienación implica bastante más que eso cuando se la entiende como la producida por las condiciones esencialmente sociales del mundo.

Pero, ¿qué es la alienación social?. Este concepto fue desarrollado y profundizado por distintos pensadores e intelectuales como Hegel, Marx o Lacan. Como una primera aproximación a esta idea podemos decir que se trata de un proceso que transforma la conciencia del sujeto o de un conjunto de personas y lo aleja de sí, de su esencia.
Esta transformación produce que cada sujeto alienado actúe de manera contraria a lo que se esperaría, ya que inclusive actúa en contra de sus propios intereses. Es alguien que se vuelve extraño a sí mismo y a sus necesidades.
Este proceso fue trabajado profundamente por Paulo Freire en su tarea de alfabetización de las poblaciones más vulnerables de Brasil. Desarrollando un método pedagógico que va más allá de cualquier técnica que resulte efectiva para enseñar a leer y a escribir: es la educación problematizadora. Su método es totalmente diferente porque su objetivo es que cada alfabetizando pueda replantearse de manera crítica las palabras que conforman su mundo y que pueda reconocerse como un sujeto histórico.
De esta manera, el sujeto puede llegar a ad-mirar, a ver como observador toda la realidad en la que está inmerso y comprender que el proceso de alienación del que hablamos es el que genera nuestra "adhesión" a la realidad (conformidad, adaptación y defensa) tal como se nos presenta.

Este es un ejemplo de cómo trabajaba Paulo Freire en su método de alfabetización, en el diálogo con los sujetos de alfabetización:
-Muy bien -Ies dije-, yo sé, ustedes no saben. Pero ¿por qué yo sé y ustedes no saben?
-Usted sabe porque es doctor. Nosotros no.
-Exacto. Yo soy doctor. Ustedes no. Pero ¿por qué yo soy doctor y ustedes no?
-Porque fue a la escuela, ha leído, estudiado, y nosotros no.
-¿Y por qué fui a la escuela?
-Porque su padre pudo mandarlo a la escuela, y el nuestro no.
-¿Y por qué los padres de ustedes no pudieron mandarlos a la escuela?
-Porque eran campesinos como nosotros.
-¿Y qué es ser campesino?
-Es no tener educación ni propiedades, trabajar de sol a sol sin tener derechos ni esperanza de un día mejor.
-¿Y por qué al campesino le falta todo eso?
-Porque así lo quiere Dios.
-¿Y quién es Dios? -Es el Padre de todos nosotros.
-¿Y quién es padre aquí en esta reunión?
Casi todos, levantando la mano, dijeron que lo eran.
Mirando a todo el grupo en silencio, me fijé en uno de ellos y le pregunté: -¿Cuántos hijos tienes?
-Tres.
-¿Serías capaz de sacrificar a dos de ellos, sometiéndolos a sufrimientos, para que el tercero estudiara y se diera buena vida en Recife? ¿Serías capaz de amar así?
-¡No!
- Y si tú, hombre de carne y hueso, no eres capaz de cometer tamaña injusticia, ¿cómo es posible entender que la haga Dios? ¿Será de veras Dios quien hace esas cosas?
Un silencio diferente, completamente diferente del anterior, un silencio en que empezaba a compartirse algo.
Y a continuación: -No. No es Dios quien hace todo eso. ¡Es el patrón!
Comenzar a comprender el contexto, la manera en se arman los vínculos de dominación y subordinación, dónde se encuentra el poder y con qué herramientas simbólicas se lo legitima son los primeros pasos para poder explicar nuestro aquí y ahora.
Sin embargo, el sujeto alienado, desesperanzado, aplastado por la realidad, sigue estando dividido. Una parte de sí está "extrañada", un yo que no puede ser, que no se siente capaz de hacer el cambio. Mientras que otra parte de sí está determinada por su origen, por su pasado, por su historia.
Hacer consciente esta dualidad, haciendo visibles el cómo y el porqué de la alienación, rompiendo esa adherencia a la realidad tal cual está presente es lo que permite que el ser dividido se transforme en individuo y, también, en sujeto de su propia historia.
Freire pudo comprender que la consciencia de sí mismo crece junto a la conciencia del mundo. Así como también, que nadie puede tomar conciencia de sí y del mundo separado de los demás.
Es repensando y resignificando su propia historia donde el mundo aparece con toda su complejidad y donde el pensamiento crítico surge, desde donde parecía que no había nada. En este punto Freire hace una referencia muy interesante con respecto a dos posturas que pueden asomar cuando se inicia la toma de conciencia: la sectarización y la radicalización.
Según Freire, la sectarización solamente nos lleva a la "sloganización" y al fanatismo, lo que significa anular el pensamiento crítico y se convierte en reaccionaria. Mientras que la radicalización es creadora porque se alimenta del pensamiento crítico, fuera de todo fanatismo.
Este es el proceso de liberación propuesto por el pedagogo brasileño. Lo interesante es que el proceso no culmina con la liberación del sujeto consciente de su realidad, como sujeto historizado.
Si entendemos que es la relación de opresión la que domina a los sujetos y que en ese proceso ambos (oprimido y opresor) se deshumanizan, se desvinculan y se reducen, podremos pensar, además, en lo que sucede con el opresor. El proceso de liberación solo se termina con la liberación del opresor gracias a la liberación del oprimido.

Paulo Freire propone una transformación que no busca constituir a los oprimidos en opresores de quienes ejercían sobre ellos el poder, sino que busca restaurar la humanidad de ambos mediante una comunión creadora que conduce a la libertad. Es decir que toda transformación tiene sentido cuando se produce la recuperación total de la humanidad.