La Esclavitud Moderna
* Lic. Carolina Beresi
El sueño de que por estos años podríamos tener sociedades donde las desigualdades sociales fueran diferencias o variaciones mucho más leves que las que observamos hoy parece haberse diluido totalmente.
Dentro de todas las mejoras que esperábamos para este siglo, muchos creíamos posible lograr un objetivo fundamental y totalmente necesario: el fin de la esclavitud como práctica social. Muy por el contrario, el S. XXI sostiene la explotación de seres humanos y ha perfeccionado la terrible práctica de la trata de personas.
La organización internacional de DDHH Walk Free, que tiene por objetivo luchar contra la esclavitud moderna, ha presentado un informe donde se registran a más de 50.000.000 de personas en situación de esclavitud durante el último año. Lo que aumenta en 10.000.000 las personas en esta situación desde el año 2.016.
Hoy se cuentan con mayores posibilidades de documentar los casos mediante los registros que pueden elaborar distintas organizaciones internacionales como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) o la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) entre muchas otras, quienes coinciden en que esta práctica sigue más vigente que nunca.
Tanto es así, que la trata de personas o la esclavitud moderna se encuentran entre las principales actividades ilegales que más dinero generan, detrás del narcotráfico y la venta de armas.
Estos datos, que impresionan con esas cifras tan enormes, se sostienen y aumentan en todo el mundo año a año gracias a estructuras montadas en todos los países mediante organizaciones criminales que dominan amplios territorios y que, por supuesto, cuentan con grandes niveles de protección política, policial y judicial en todo el mundo.
Hoy, al igual que en los siglos pasados, la trata de personas se construye y sostiene reforzando los estereotipos existentes sobre cuestiones raciales y en la supuesta inferioridad de quienes son esclavizados.
Es por ello que tanto los tratantes de personas como quienes los explotan o las autoridades que miran hacia otro lado e incluso la sociedad que calla ante este fenómeno, equiparan a las víctimas a meros objetos y nada más. Las personas se transforman en simples mercancías que pueden ser intercambiables o desechables, pues no tienen otro valor ni dignidad.
Tengamos en cuenta que el Artículo 3(a) de Protocol to Prevent, Suppress and Punish Trafficking in Persons Especially Women and Children proporciona la única definición internacionalmente aceptada de trata de personas:
"La trata de personas significa el reclutamiento, transporte, transferencia, albergue o recepción de personas, mediante la amenaza o el uso de la fuerza u otras formas de coerción, secuestro, fraude, engaño, abuso de poder o de una posición de vulnerabilidad o de dar o recibir pagos o beneficios para lograr el consentimiento de una persona que tiene control sobre otra persona, con fines de explotación.
La explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución de otros u otras formas de explotación sexual, trabajo o servicios forzados, esclavitud o prácticas similares a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos humanos.
La trata de personas consiste en la captación, traslado o recibimiento de seres humanos mediante violencia, engaño o abuso para ser explotados sexual o laboralmente. Se aprovecha su situación de vulnerabilidad social y por todo ello la explotación de seres humanos constituye una gravísima violación a los DDHH y su ejercicio es una forma extrema de violencia".
Este tipo de delito se aprovecha siempre de la vulnerabilidad de sus víctimas, lo que explica que sistemáticamente se dirija a la captación de mujeres y de N,N y A como esclavos.
Según los informes presentados por Global Migration Data Analysis Centre podemos ver cómo va en aumento paulatino y permanente la captación de niños y niñas de cada vez menor edad, por los beneficios que traen en tanto facilidades en cuanto al tráfico y luego en la explotación, por ser aún más indefensos. Aunque siguen encabezando las estadísticas las víctimas de 30 a 38 años, seguidas por las víctimas que van de 9 a 17 años de edad.
Con esta información se hace muy importante volver a revisar los factores de riesgo que facilitan la trata de personas en todo el mundo.
FACTORES
- SER MUJER
- SER NNyA
- SER POBRE
- DESIGUALDAD DE GENERO
- REFUGIADOS
- MIGRANTES
La compra y venta de personas a lo largo de todo el mundo es una de las peores formas de explotación contra el ser humano. Persigue la obtención de ganancias de las organizaciones delictivas que trafican personas y de quienes los explotan sin tomar en cuenta ningún aspecto humanitario.
Existen algunos aspectos de este fenómeno que los criminales que trafican con personas y los que compran seres humanos consideran beneficiosos y sumamente lucrativos. Mencionamos solamente tres de ellos, pero hay varios más.
- Mano de obra barata, especialmente en plantaciones, minas, fábricas clandestinas, trabajos pesados o peligrosos.
- Renovación de la fuerza laboral permanente y a bajo costo
- Alto nivel de control social sobre los trabajadores, evitando todo tipo de conflictos o reclamos laborales
Hay que mencionar aquí que la esclavitud sufrida por NNyA implica no solo la explotación laboral mencionada, sino también, la explotación sexual, el matrimonio forzado y el trabajo doméstico intensivo.
La trata de niños con fines sexuales tiene como objetivo destinarlos a la prostitución, la pornografía infantil y otros actos sexuales comerciales generando no solamente un daño físico, sino también psicológico en las víctimas.
Mientras que la explotación a través del trabajo doméstico intensivo afecta principalmente a niñas a través de la adjudicación de todas las responsabilidades del hogar, con tareas exhaustivas de limpieza y de cuidado de niños, adultos o personas con capacidades disminuidas.
Por estos días también estamos atravesados a nivel mundial por distintos conflictos armados que, tristemente, tienen a los niños como los principales protagonistas por su tráfico masivo y reclutamiento como soldados, secuestro y también su utilización en otras formas específicas de explotación relacionadas con esta realidad.
Realmente, la esclavitud no parece estar debilitándose, por el contrario, gracias a la visibilización del fenómeno podemos hoy darnos cuenta de su magnitud, su gravedad y su permanencia en el tiempo.
También podemos advertir algunas de las dificultades más importantes que se presentan en la lucha contra la trata de personas.
En primer lugar el silencio cómplice y la falta de denuncias (muchas veces por miedo) que implican este tipo de delitos.
Siendo fundamental el carácter transfronterizo que lo distingue, ya que este aspecto dificulta su detección, investigación y denuncia. En este sentido es importante señalar que la trata no solamente de atraviesa fronteras locales, entre provincias o estados, sino que en muchos casos las organizaciones criminales destinadas al tráfico de personas son de carácter internacional.
No se puede dejar de mencionar la corrupción y complicidad de distintos agentes del Estado que son comprados por las mafias y constituyen una parte fundamental de este tipo de organizaciones, ya que sin su protección no podría operar.
Si bien hay muchos esfuerzos a nivel mundial para poder frenar este fenómeno tanto en la legislación nacional como en la firma de distintos tratados internacionales es necesario mucho más que eso para para combatirla.
El punto de partida será indefectiblemente dejar de ver a las víctimas como objetos, como meras mercancías que pueden venderse y comprarse o descartarse sin que a nadie le importe. Desmantelar los prejuicios para echar por tierra a la estigmatización y discriminación que sufren las víctimas de este delito por su origen racial, social, nacional, de género o cualquier otra de las características que presenten.
Nuestro desafío es recuperar la perspectiva de los DDHH para proteger a quienes sufren de trata y la sanción de todos aquellos que participen en este tipo de delitos.
Reconocer en cada víctima la diversidad de sus características de origen y su dignidad humana a pesar de las desigualdades sociales, económicas, raciales o de cualquier otro tipo que se encuentre atravesando es en este sentido fundamental.
No dejemos de promover sociedades con mayores niveles de inclusión, igualdad y protección de sectores vulnerables, ya que ello seguramente incidirá positivamente para evitar muchas de las situaciones de esclavitud y explotación que sufren los seres humanos más vulnerables del planeta.