La Mirada de los Otros - Construcción de nuestra identidad

08.01.2021

* Carolina Beresi

La construcción de nuestra identidad no se da en soledad, alejados de los demás. Necesitamos la interacción con otras personas para poder llevar adelante los procesos de identificación / diferenciación que van a ser fundamentales en nuestro desarrollo.

La mirada de los otros está siempre presente, ejerciendo su influencia desde el inicio de nuestra vida. Nuestro comportamiento se va ajustando de acuerdo a los términos de "normalidad". Este es un concepto que define lo que se espera de cada uno, así como también lo que no se espera. Es decir que quien no hace lo esperable, o bien, hace lo que no se esperaba que hiciera, esta fuera de la normalidad, fuera de la norma y, por lo tanto, es considerado "anormal".  

Estos mandatos sociales tienen fuerza de disciplinadores de la conducta y constituyen guías de nuestro comportamiento. Aunque también entran en juego la fuerza de las propias expectativas sociales que pueda tener cada sujeto.

Muchas veces me encontré con que las expectativas negativas a las que se enfrentan algunas personas surgen del propio seno familiar. Siendo, justamente, los referentes afectivos más cercanos quienes expresan claramente (y en voz alta) los fracasos reiterados de una persona, su inutilidad, su desinterés, sus dificultades para entender las cosas, etc.

Este tipo de expresiones resultan muy impactantes cuando se las escucha y, más aún, cuando la persona a la que se refieren se encuentra presente, especialmente, cuando se trata de niños, niñas o adolescentes, quienes se encuentran en el proceso de conformar su propia identidad y donde las etiquetas externas, a veces, resultan determinantes.

Otras veces, las expectativas negativas surgen (o se trasladan desde otros ámbitos) justamente de las instituciones u organismos a los que la persona concurre y que deberían intervenir claramente en mejorar las condiciones y posibilidades de dicho sujeto.

Hace varios años realicé una visita domiciliaria a una familia con alto nivel de vulnerabilidad, con numerosos problemas superpuestos, muy difíciles de resolver con los escasos recursos con los que contamos en nuestra localidad.

La hija mayor del matrimonio tenía en ese momento 8 años (hoy tiene 14 años) y estaba muy entusiasmada con mi visita.

Esta niña casi no me dejaba mantener la entrevista con su madre y nos interrumpía permanentemente, mostrándome su cuaderno de clases, su cuaderno de tareas, sus dibujos y, por último, se puso a contar los números de corrido del 1 al 50 mientras yo trataba de obtener la información familiar que necesitaba.

Además de la visita domiciliaria tuve que hacer un Informe Escolar, por lo que fui a la escuela, ubicada muy cerca del domicilio y dialogué con su docente.

Me sorprendió mucho cuando su maestra me dijo que la niña no respondía a ningún estímulo escolar, que no hacia las tareas, que no sabía los números y que se quedaba todo el día sentada en un rincón, dándome a entender que no se podía hacer nada por ella.

La docente se sorprendió más que yo cuando le conté lo sucedido en la vivienda de la niña.

En el contexto educativo esto se conoce como el Efecto Pigmalión, donde las expectativas positivas o negativas de los demás hacia el sujeto terminan influenciando marcadamente sus actitudes y acciones. En el ámbito escolar es habitual que los alumnos de quienes más se espera tienen mejor rendimiento y viceversa.

Estas primeras experiencias  de la infancia pueden incidir en nuestro comportamiento social futuro. Podemos relacionarlo también con el concepto de Indefensión Aprendida o también el de Profecía Autocumplida, por el que nos habituamos quedar siempre lejos de los objetivos o metas esperadas, a que siempre nos falte un detalle para hacerlo bien. Entonces, "como no lo puedo lograr, ya tampoco lo intento" y si lo intento casi nunca me sale bien.

Esta actitud puede ser observada en una gran cantidad de situaciones de la vida cotidiana, afectando realmente la posibilidad de superar circunstancias difíciles para la persona en su vida real.

Un paso fundamental en este trayecto de autoconstrucción se da cuando comenzamos a intentar diferenciarnos de nuestra familia y a identificarnos con nuestros amigos y grupo de pares en la adolescencia.

En esta etapa se trata de compartir modas, gustos, entretenimientos y maneras de ser y estar de los adolescentes, quienes tienen sus características en cada grupo particular. Surgen, de ese modo, códigos propios del grupo, que refuerzan esa identificación, los que interpretamos como buenos y convenientes para nosotros en esta etapa.

Las primeras diferenciaciones e identificaciones que realizamos se producen de acuerdo a nuestra pertenencia a determinados colectivos sociales. Cada colectivo ya tiene un lugar en el imaginario social, donde los estereotipos componen la caracterización específica de cada grupo, llenándolos de significados. A esta caracterización podríamos sumar otros aspectos que pueden ser considerados más superficiales como el estilo de música, la ropa, los peinados, la realización de determinadas actividades, aspecto físico, etc.

Todos estos aspectos se van entrelazando y de esa manera se construye nuestra identidad desde lo individual, desde lo colectivo, desde lo social y también desde lo político. Al mismo tiempo que nosotros vamos incidiendo también en las identidades que se van conformando a nuestro alrededor.

La manera en que los otros nos perciben, dependiendo de lo que conocen y lo que desconocen de los aspectos y significantes que nos conforman, se plasman en los estereotipos y en los prejuicios que pueden emerger de distintas maneras. Mientras que la discriminación se presenta cuando aparece una acción concreta de agresión, de invisibilización o de condicionamiento que puede producirse con una persona o grupo en particular.

En la actualidad debemos considerar a las nuevas Tecnologías de Información y Comunicación (TICs) como un elemento fundamental para este proceso subjetivo. Sabemos que el papel que juegan las redes sociales en la vida social de los jóvenes es central. Lo que nos obliga a observar con mayor detenimiento el contenido que circula en ellas, siendo esto muy difícil por las características propias de las TICs, donde la inmediatez es uno de sus valores mas importantes frente a cualquier otro (inclusive ante la veracidad). 

La distribución y acceso a diferentes contenidos mediante las redes sociales, habitual en gran parte de los usuarios de redes sociales, facilita la formación y fortalecimiento de muchos de los prejuicios y estereotipos que inciden a la hora de la conformación de las identidades de los adolescentes y de su desarrollo integral. La manera en que ven a los demás y en que se ven a sí mismos se podría ver alterada por el impacto que las TICs tienen hoy en los jóvenes. 

Esta dinámica virtual, acelerada y acrítica impide evaluar correctamente la información a la que accedemos, además de generar un "sentido común" la mayoría de las veces discriminatorio, que gana espacio fácilmente, sin que se encuentren los espacios (ni la voluntad) para debatirlos en profundidad dentro de los formatos en que se los distribuyen.

La mirada de los otros y nuestra propia perspectiva se encuentra influenciada por un sinúmero de factores que están presentes en esta realidad que hoy nos toca atravesar. También es cierto que no vemos las cosas como son, sino que las vemos como somos y es por eso la necesidad de contar siempre con una mirada que busque incansablemente herramientas que nos permitan desbaratar estereotipos y prejuicios que generan y fortalecen la desigualdad y la discriminación.

Mucho más aún quienes trabajamos con colectivos sociales que ven sus derechos vulnerados ante la ausencia del Estado como garante del acceso igualitario a condiciones de vida digna.

Pensando en esto y en la necesidad de mantener hoy más que nunca el pensamiento crítico frente al sentido común que nos quieren imponer, es que traigo una frase de Alejandro Dolina sobre la inteligencia y la ignorancia:

"La ignorancia es más rápida que la inteligencia. La inteligencia se detiene a cada rato a examinar; la ignorancia pasa sobre los accidentes del terreno que son las nociones a gran velocidad, y jamás hay nada que le llame la atención. Así llega rápidamente a cualquier parte... Especialmente a las conclusiones."