Mas Revolucionaria que la Revolución Francesa
Lic. Carolina
Beresi
"La mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos. Las distinciones sociales sólo pueden estar fundadas en la utilidad común
"Las madres, hijas, hermanas representantes de la Nación, piden que se las constituya en Asamblea Nacional. Por considerar que la ignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos de la mujer son las únicas causas de los males públicos y de la corrupción de los gobiernos"
Estas palabras pertenecen a Olympe de Gouge, una revolucionaria francesa.
Revolucionaria porque tuvo una activa participación en la Revolución Francesa, y siendo siempre una dura crítica de los abusos de la monarquía, del sistema esclavista derivado del colonialismo francés, así como también del sistema social conservador de su época.
En plena Revolución postuló la igualdad jurídica y legal de las mujeres respecto a los hombres, y el carácter verdaderamente universal de los Derechos Humanos.
Pero como se dice… toda revolución devora a sus hijos. Así pasó también en la Revolución Francesa que devoró a muchas de sus herederos, incluida Olympe de Gouges, una mujer que cambiaría la historia de todas las mujeres, aunque quizás no lo sepamos.
Pero ¿Cuál fue el papel de la mujer en la Revolución Francesa?
La historia resalta la participación de los hombres en este enfrentamiento, sin embargo, las mujeres jugaron un papel importante para pasar de la Monarquía Absolutista a la República, donde los súbditos se convirtieron en ciudadanos.
Un ejemplo de ello son los Cuadernos de Quejas que fueron unos memoriales o registros que las Asambleas de cada circunscripción rellenaban con peticiones y quejas.
"Cuaderno De Quejas" con fecha del 1 de enero de 1789, se encontró un texto titulado "Peticiones de las mujeres del Tercer Estado del Rey", en el que se leía:
"Pedimos ser ilustradas, poseer empleos, no para usurpar la autoridad de los hombres, sino para ser más estimadas; para que tengamos medios de vivir en el infortunio y que la indigencia no fuerce a las más débiles a formar parte de la legión de desgraciadas que invaden las calles y cuyo libertinaje audaz es el oprobio de nuestro sexo y de los hombres que las frecuentan".
En "Historia de Dos Ciudades" de Charles Dickens la esposa del tabernero, Madame Defarge, representa a algunas de estas mujeres.
A medida que vamos investigando, ya se hace innegable que las mujeres tuvieron una participación muy activa en el proceso que se llevó a cabo entre 1789 y 1799.
Ejemplo de ello es La Marcha Sobre Versalles, producida en octubre de 1789. Este fue acontecimiento que es iniciado por las mujeres en París, quienes fueron hasta el Palacio de Versalles en rechazo de la escasez y los altos precios del pan.
La movilización surge en un mercado, donde una mujer toma un tambor y comienza a protestar por el precio del pan y la falta de provisiones que hundían al pueblo en el hambre.
Cientos de mujeres salieron cargadas con garrotes, cuchillos, espadas y otros artefactos con rumbo al Palacio. A estas manifestantes se unieron los revolucionarios que exigían reformas políticas liberales y una Monarquía Constitucional para Francia.
Así los parisinos se sumaron a los agitadores revolucionarios y atracaron el arsenal de armas de la ciudad, para luego marchar hacia el palacio de Versalles imponiendo sus exigencias al Rey Luis XVI.
La Revolución Francesa dio lugar al cuestionamiento de la Monarquía Absolutista y al surgimiento del ciudadano como un actor fundamental de los nuevos tiempos. Se firma, entonces, la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano.
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano
Es uno de los documentos fundamentales de la Revolución Francesa al definir los derechos personales y los de la comunidad, además de los derechos universales. Los derechos del hombre se entienden como universales.
Toda revolución forja algo novedoso. La de 1789 creó la igualdad de los ciudadanos, la soberanía del pueblo, la política moderna, el concepto de Nación…
Sin embargo, vamos a encontrar un detalle que es central en esta historia. Cuando se establecen los derechos fundamentales de los ciudadanos, franceses y de todos los hombres sin excepción, no se refiere para nada a la condición de las mujeres o las personas en situación de esclavitud.
Francia garantizaba plenos derechos sociales y políticos... para algunos. Las mujeres, pese a su participación, no fueron consideradas libres, ni iguales y continuaron excluidas de la vida pública.
Se establecieron roles muy claros que delimitaban el ámbito de acción de hombres y mujeres.
A Jean-Jacques Rousseau, cuyos escritos ayudaron a inspirar la revolución, no le pareció ilógico afirmar que "el hombre debe ser fuerte y activo; la mujer, débil y pasiva".
Sin embargo, hubo alguien que tuvo el coraje y la convicción de denunciar por escrito que la Declaración de los Derechos del Hombre estaba incompleta sin los derechos de la mujer, ella fue Olympe de Gauges.
En 1791, expuso el sesgo que sustentaba ese documento publicando su propia Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana.
Que pasaba con el Contrato Social?
Carole Pateman en "El Contrato Sexual" plantea la tesis de que poder llevar a cabo el Contrato Social implicó, previamente, la existencia de un Contrato Sexual. La idea fundamental es que las mujeres tienen una naturaleza orientada a la domesticidad y alejada de lo público y lo político.
Mediante éste acuerdo entre iguales (de hombres) se resolvió la esfera de acción de los hombres y de las mujeres (las desiguales). La que se basa, fundamentalmente, en el establecimiento de la división público / privado, donde el mundo público, el espacio correspondiente a las discusiones de la cosa pública, la toma de decisiones y el mundo de la acción queda a cargo del género masculino. Mientras que el mundo privado, reservado al ámbito familiar, al hogar, al espacio de las emociones, queda a cargo del género femenino.
Esta división establece con claridad, también, la división sexual del trabajo, delimitando ámbitos de capacitación, acceso a conocimiento específico, espacios de acción y desarrollo personal masculinos y femeninos.
Se reafirma, de esta manera el género masculino como hegemónico - dominante, mientras que el género femenino ocupa un lugar de subordinación manifiesto. Y la posibilidad de lograr la igualdad de derechos mediante el Contrato Social se desvanece debido al retroceso que implicó en el mundo femenino este acuerdo de género.
Si vemos como ejemplo lo sucedido en 1793 en el llamado período del Terror, nos encontramos con que se prohibieron las reuniones en grupos de cinco o más mujeres, previniendo otra marcha de Versalles.
La Revolución pasó de ser un medio de liberación para las mujeres a un instrumento de su opresión.
Olympe se negó a permanecer en silencio y arriesgó su vida. No solo llamó a rechazar la violencia, sino que distribuyó un cartel incendiario llamado "Las tres urnas", que instaba a los franceses a votar para decidir por sí mismos qué forma de gobierno les favorecía más.
Sus peleas fueron contundentes y sus planteos más revolucionarios que la propia revolución. Olympe que fue humanista, reivindicó y practicó el amor libre, luchó por el divorcio y la aceptación de parejas de hecho. Se opuso a la pena de muerte, estuvo con los negros esclavizados, las madres solteras, las prostitutas y todos aquellos a quienes la sociedad marginaba.
Obviamente, fue arrestada bajo cargos de sedición y el tribunal revolucionario la condenó a muerte. Todo el proceso se basó en las acusaciones debido a que únicamente se presentaron testigos en su contra. No tuvo abogado que la defendiera, pues el tribunal dictaminó que se podía defender sola.
El 3 de noviembre de 1793, a los 45 años de edad, la vida de Olympe terminó de la misma forma que la de María Antonieta dos semanas antes.
Pocos días después, La Feuille du Salut Public, el diario oficial de los revolucionarios, reportó su condena diciendo:
"Olympe de Gouges, nacida con una imaginación exaltada, tomó su delirio por una inspiración de la naturaleza".
"Empezó diciendo tonterías y acabó adoptando el proyecto de los pérfidos que quieren dividir Francia: quería ser estadista y parece que la ley castigó a esta conspiradora por haber olvidado las virtudes propias de su sexo".
Ese mismo día, el presidente de la Comuna de París, Pierre-Gaspard Chaumette, uno de los arquitectos de El Terror, puso como ejemplo a Olympe como advertencia a las mujeres "desnaturalizadas" que quisieran "ir a los lugares públicos, a las galerías a escuchar discursos, al bar del senado".
"Acuérdense de esa Virago, de esa mujer-hombre, de la Olympe de Gouges desvergonzada que abandonó todos los cuidados domésticos, para involucrarse en la República"
"Este olvido de las virtudes de su sexo la llevó al patíbulo", expresó Chaumette.
Olympe, siendo mujer, irrumpió la esfera de la política y utilizó las herramientas supuestamente masculinas de la razón, el ingenio y la lógica para promover una agenda feminista
La ejecución de Olympe marcó el comienzo de una reacción política contra las mujeres. En 1795 se les prohibió la entrada a la Asamblea Nacional, se les ordenó que se quedaran en casa y se abstuvieran de tener opiniones propias.
El Código Napoleónico fue el instrumento legal que otorgó a padres y maridos el poder supremo sobre sus hijas y esposas. Este Código tuvo una larga duración, pues estuvo vigente hasta mediados del siglo XX.
Felizmente, Olympe logró traspasar estas barreras y llegar con mucha más fuerza a nuestros días. Su figura fue condenada al anonimato mucho tiempo, por mal ejemplo y por peligrosa para un sistema que pretendía mantener la opresión de las mujeres como sustento de su funcionalidad. Ese es su reconocimiento….