Trabajo Infantil. Apuntes de una Explotación Sin Fin
*Lic. Carolina Beresi
Hay muchas razones para invertir en la protección social universal,
pero la eliminación del Trabajo Infantil
tiene que ser una de las más convincentes."
Guy Ryder
Director-General de la OIT
Según el Informe Anual de la CEPAL en toda Latinoamérica se produjo una importante profundización de la crisis social y sanitaria derivada de la pandemia de COVID-19. Las estimaciones realizadas indican que el avance de la pobreza extrema en la región constituye un retroceso de 27 años en la lucha contra la desigualdad de la zona.
La pandemia agravó tanto la desigualdad de ingresos como la pérdida de empleos, especialmente entre los sectores más vulnerables, también incidió en la interrupción de los ciclos educativos con una creciente deserción escolar pos pandemia y afectó notablemente la situación sanitaria de todos los latinoamericanos. Hoy, además, el mundo enfrenta una guerra que se desarrolla en otras latitudes, pero que altera los nodos del poder hegemónico y genera mayores niveles de inestabilidad e incertidumbre política y económica a nivel internacional.
De todos los sectores afectados por estos cambios globales, son las niñeces silenciosas quienes se ven más perjudicadas por estas nuevas realidades, porque su presente y su futuro están en peligro. Estas nuevas condiciones se van a traducir en la vulneración directa, múltiple y simultánea de los derechos de NNyA, siendo uno de sus emergentes más disimulados el aumento sostenido de los niveles de Trabajo Infantil (TI) que se produce en las economías subdesarrolladas y especialmente en las economías informales
Según la OIT el "Trabajo infantil es toda actividad económica realizada por niños, niñas y adolescentes, por debajo de la edad mínima general de admisión al empleo especificada en cada país, cualquiera que sea su categoría ocupacional (asalariado, independiente, trabajo familiar no remunerado). También se considera Trabajo Infantil aquellas actividades económicas realizadas por debajo de los 18 años, que interfieran con la escolarización de los niños, niñas y adolescentes, se realicen en ambientes peligrosos, o se lleven a cabo en condiciones que afecten su desarrollo psicológico, físico, social y moral, inmediato o futuro." (OIT, 2004: 11).
Es cierto que si recorremos la historia vamos a encontrar que el TI sedesarrolla desde la antigüedad, asumiendo distintas variantes, según la época en la que nos centremos.
Por ejemplo, durante la Edad Media las familias eran grupos extensos, donde la infancia apenas se diferenciaba de la vida adulta. El niño aprendía distintos oficios directamente de los adultos que lo rodeaban. Esto tenía un objetivo claro que consistía en prepararlo lo antes posible para que se integre a la vida adulta en todos los aspectos. Las familias eran consideradas como un todo compacto y el trabajo y el hogar constituían una unidad indivisible.
En este período las actividades productivas, familia, aprendizaje y subsistencia del grupo familiar se encuentran absolutamente identificadas. Ya desde allí nos viene la convicción de que el trabajo realizado por niños los forma para el futuro.
Además, en esta etapa estaba vigente el sistema esclavista de producción. Los hijos de esclavos eran considerados propiedad de los amos al igual que sus padres. Al ser esclavos, también podían ser vendidos y comprados sin inconvenientes, podían ser instruidos para ser pajes o bien para realizar todo tipo de trabajos forzosos.
Al llegar el S. XVIII, se produjo lo que conocemos como Revolución Industrial, generando un enorme proceso de migración por el cual grandes masas humanas se trasladaban de zonas rurales hacia la ciudad, siguiendo las promesas de mejores condiciones de vida que el progreso industrial traía consigo.
Sin embargo, nada fue tal como se esperaba: el jornal recibido nunca fue suficiente y no era posible cubrir las necesidades de las familias. Por lo que la solución que se encontró fue emplear a los niños en las fábricas para que la familia no muriera de hambre.
Era común la presencia de NNyA trabajando en deshollinadoras, hilanderías de algodón, minas de carbón, o cocinando ladrillos. En los casos de las minas de carbón, los niños (por su pequeño tamaño) eran ideales para introducirse en las mismas, siendo brutalmente explotados, por mencionar solo algunas actividades que realizaban.
Estaban en contacto con sustancias y máquinas peligrosas, por lo que eran muy comunes los accidentes laborales. Así como era habitual ver niños con graves lesiones por el uso de esta tecnología o bien por quedar dormidos por las extensas jornadas de trabajo.
Con lo que queda claro que en la Revolución Industrial los NNyA se convirtieron en las principales víctimas de lo que se entendía como la maquina imparable del progreso, adquiriendo una indudable funcionalidad productiva para la economía. Es decir, que los NNyA comienzan a ser considerados mano de obra barata y sumisa para las florecientes fábricas, ideales para el desarrollo económico sin ningún tipo de límite.
No existía tiempo para el estudio, el juego, el ocio o la vida familiar. El Trabajo Infantil se convirtió en la única opción contra el hambre o la muerte. Los días transcurrían en 12 o 15 horas de trabajo durísimo, que solo cesaban para comenzar nuevamente.
Los incipientes debates sobre las condiciones laborales de la niñez se basaban en argumentos por los que se objetaba la forma en que los NNyA trabajaban y no en el hecho de que trabajaran. Se señalaba que algunos de los trabajos excedían su capacidad y posibilidades, por lo que se proponía que las actividades a cargo de NNyA fueran acotadas, que se realicen según su fuerza y capacidad, procurando mejores condiciones para ellos, pero siempre manteniéndolos dentro de alguna modalidad de trabajo.
Recién en el año 1919, a través de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) comenzó a tomarse conciencia a nivel mundial de la necesidad de un marco normativo internacional para abordar esta cuestión. Es así que se suscribe un convenio que prohíbe el trabajo por debajo de los 14 años en el sector industrial. Esto ayudó a ver el trabajo de NNyA como una problemática que traía perjuicios físicos, psíquicos y sociales, con lamentables consecuencias para el futuro de los países.
El TI, aún hoy, en sus distintas manifestaciones forma parte de las estrategias de supervivencia que responde en su mayor parte a un perverso juego de oferta y demanda laboral, dirigida a la explotación brutal e ilimitada de la niñez, sostenida en su indefensión y en la situación de pobreza extrema familiar.
Quedan al margen de este fenómeno los NNyA que se dedican a los deportes, a la actuación, a la música y otras disciplinas. Estas son actividades que, según la manera en que se lleven a cabo, claramente pueden constituir la explotación de los niños que las practican e interferir con su desarrollo psicosocial, educativo y ser clasificadas como Trabajo Infantil. Sin embargo, se debe señalar que no responden a una estrategia de supervivencia familiar de reproducción, sino a lograr mejores estándares de vida para su grupo familiar.
Tanto en un caso como en otro, cuando existe Trabajo Infantil (tal como se lo ha definido)se inicia un proceso por el cual las actividades laborales comienzan a competir en tiempo con la escolaridad, la que suele verse interrumpida tempranamente producto del cansancio por la doble jornada (educativa y laboral) a que se exponen los NNyA. Es por ello que existen más posibilidades que se produzca el retraso en la trayectoria escolar y posterior abandono del sistema educativo formal de los NNyA que se encuentran insertos en este sistema explotación.
Párrafo aparte merece la mención del trabajo doméstico y trabajos de cuidado, los que recaen mayormente en las niñas, como una función tradicional asignada por cuestiones de género. Por lo que las niñas que se dedican a estas tareas son también quienes más precozmente abandonan los estudios.
En Argentina se observa que en la mayoría de las regiones el trabajo doméstico intensivo es la actividad productiva con mayor incidencia, siendo aún más relevante en las regiones de NEA, NOA y GBA.
Los indicadores existentes nos señalan que las regiones del NEA Y NOA constituyen las regiones que concentran el 13% del TI (mayor a la media nacional del 10%), lo que puede explicarse debido a los bolsones de pobreza extrema que distingue a estas dos regiones.
Siguiendo las estimaciones y tendencias mundiales OIT y UNICEF nos informan que 160 millones de niños/as -63 millones de niñas y 97 millones de niños- se encontraban en situación de TI a nivel mundial a principios de 2020.
En el mismo sentido, los NNyA que realizan trabajos peligrosos (el trabajo que, por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo, es probable que dañe la salud, la seguridad o la moralidad de los niños) aumentó en 6,5 millones en términos absolutos.
La creciente pobreza producto de la pandemia del COVID-19 nos indica que otros 8,9 millones de niños estarán en situación de TI a finales de 2022.
¿Cómo evaluamos nosotros la situación? En Argentina contamos con la Encuesta de Actividades de NNA (EANNA), realizada entre 2016 - 2017. Dicha encuesta focaliza en las actividades de los NNA y es el único operativo estadístico de dimensión nacional que se adentra en estos temas con profundidad y refleja que el 10% de los niños y niñas de 5 a 15 años del país realizan alguna actividad productiva.
Surgen muchas preguntas al respecto: ¿Por qué los niños son explotados? ¿Quién se beneficia con esta explotación? ¿Con cuánto dinero subsiste un grupo familiar? ¿Qué pasaría si los padres de estos niños tuvieran un empleo de calidad? ¿Qué aprende realmente un niño que trabaja?
El Trabajo Infantil es una consecuencia de un sistema económico, cultural y social que responde a una lógica de mercado que se justifica con argumentos donde se pondera el Trabajo Infantil como una oportunidad de aprender, de ocupar el tiempo, de insertarse, de tener dinero y de adquirir habilidades que le serán muy útiles en el futuro.
Pensando en lo absurdo de esta situación sufrida por las niñeces tomo las palabras de A. Camus en El Mito de Sísifo, cuando nos dice que lo absurdo surge de un divorcio entre una acción y el mundo que lo supera. Es el divorcio entre el espíritu que desea y el mundo que decepciona... Es decir, lo absurdo es un desgarramiento.
El TI no es otra cosa que un desgarramiento de nuestro mundo, cuando prima el lucro, la ganancia y la utilización de los más vulnerables para obtener ventajas económicas y sostener un sistema que nos plantea que vivir es consumir. Y sin embargo lo único que se consume es la vida de quienes no alcanzan a consumir casi nada.